Una chica de fuera de Madrid
Guillermo había conocido a María, así se llamaba, a través de un foro BDSM que proliferan tanto hoy en día. Ella vivía en Barcelona; y, antes del encuentro, pocos datos más sabían mutuamente sobre su pasado.
María vino a Madrid por motivos de trabajo y quedó con Guillermo a tomar un café. No tuvieron mucho tiempo para conocerse durante las dos horas escasas que duró esa primera toma de contacto.
Se despidieron y durante cierto tiempo Guillermo no supo nada más de ella.
Un buen día le llamó y le comentó que vendría otra vez a Madrid durante un fin de semana, ya que había un par de exposiciones pictóricas que quería ver, principalmente una de paisajistas flamencos en el Thyssen, y le preguntó si quería verlas con ella. Guillermo le preguntó si tenía sitio para alojarse y le ofreció su casa, ya que tenía una habitación de invitados. María le respondió que prefería alojarse en un hotel y que llegaría el viernes por la tarde, más o menos a la hora de la cena. Guillermo la invitó a cenar ese día en un restaurante donde le conocían y que estaba cerca del hotel donde ella se alojaría. María accedió.
Guillermo había conocido a María, así se llamaba, a través de un foro BDSM que proliferan tanto hoy en día. Ella vivía en Barcelona; y, antes del encuentro, pocos datos más sabían mutuamente sobre su pasado.
María vino a Madrid por motivos de trabajo y quedó con Guillermo a tomar un café. No tuvieron mucho tiempo para conocerse durante las dos horas escasas que duró esa primera toma de contacto.
Se despidieron y durante cierto tiempo Guillermo no supo nada más de ella.
Un buen día le llamó y le comentó que vendría otra vez a Madrid durante un fin de semana, ya que había un par de exposiciones pictóricas que quería ver, principalmente una de paisajistas flamencos en el Thyssen, y le preguntó si quería verlas con ella. Guillermo le preguntó si tenía sitio para alojarse y le ofreció su casa, ya que tenía una habitación de invitados. María le respondió que prefería alojarse en un hotel y que llegaría el viernes por la tarde, más o menos a la hora de la cena. Guillermo la invitó a cenar ese día en un restaurante donde le conocían y que estaba cerca del hotel donde ella se alojaría. María accedió.
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