viernes, 6 de marzo de 2009

jueves, 5 de marzo de 2009

ROSA Y LUCÍA I

El mail

Jorge había contactado con Eduardo a través de un foro de BDSM. Eduardo y su amigo José habían puesto un anuncio en el que buscaban un Amo que adiestrase a sus mujeres, Rosa y Lucía. Jorge se consideraba más Maestro Spanker que un Amo; y, sin embargo, Eduardo y José buscaban más un Amo para que introdujera a sus mujeres en el mundillo BDSM. El reto era demasiado atractivo para Jorge como para que interpusiese sus gustos ante la novedad de instruir a futuras sumisas. Después de varios intercambios de correos sobre lo que buscaban Eduardo y José para sus mujeres y lo que buscaba Jorge, el último correo de Eduardo decía:

“El fin de semana que podemos quedar, y a la vista de tu disponibilidad, podría ser el día 2 de febrero y podríamos estar en tu casa a primer hora para después ir a comer todos juntos.

Desde el momento en que nos des tu conformidad les diremos a nuestras dos mujeres que en breve serán compartidas con un Amo en nuestra presencia.

Sobre la vestimenta que solicitas no hay problemas, ya te adelantamos lo que llevará cada una:

Rosa llevará zapatos de tacón medio-alto, medias altas de color negro, falda al vuelo amplio, blusa abotonada por delante, braguitas negras de algodón y sujetador a juego, y un abrigo que no tiene botones y que simplemente se cierra con cinturón ancho enlazado.

Lucía llevará zapatos de tacón medio, medias altas negras, falda al vuelo, blusa cerrada y con amplio escote, braguitas culotte estampadas y sujetador a juego y una gabardina color arena, que al igual de la de Rosa, se cierra con un simple cinturón con hebilla del mismo color que la gabardina.

Esperamos tu confirmación y tus instrucciones.

Saludos,

Eduardo.”

ROSA Y LUCIA II

La respuesta
Cuando Jorge recibió el correo, se apresuró a contestar rápidamente a Eduardo dando las instrucciones adecuadas para su mujer y para la de Jose, instrucciones que describen en realidad lo que aquel día sucedió:

“Estimado Eduardo, el día 2 les diréis a vuestras mujeres que se pongan la ropa que me has descrito y no le diréis nada más que ese día será el elegido para cederlas. Si por cualquier causa alguna de ellas se lo toma a juego, cuando me las traigáis me debéis comentar cuál ha sido para que le aplique un castigo extra. Y si se lo han tomado a broma las dos, les aplicaré un castigo más fuerte y sádico que el que tengo pensado en un primer momento.

El día 2 os citaréis los dos matrimonios en una de las dos casas y juntos vendréis a mi piso sin decirles a las dos mujeres a dónde os dirigís.

Cuando salgáis del ascensor en el tercero, y si no hay vecinos observando (si no esperáis a que se vayan, les colocaréis los antifaces que comprareis previamente para que no puedan ver en qué piso entran.

Cuando os abra la puerta, permaneceré en silencio y vosotros las pasareis a la habitación de invitados y les atareis las manos por detrás (con las esposas SM que yo os daré). Una vez que estén atadas y privadas de la vista, uno de vosotros llevará a la mujer del otro a la habitación principal, mi habitación. Os haré señas para que salgáis de la habitación y, ya en el salón, os daré a cada uno las instrucciones sobre quien será la primera en ir a la habitación principal en compañía del marido de la otra. Así, seré yo el que decida cuál será la primera en ser entregada.

Cuando la primera entre en mi habitación, el marido de la otra permanecerá de pié junto a la que haya traído, dándole las instrucciones que yo haya indicado en este correo o aquellas que os haya comentado sin que ellas me escuchen. La primera instrucción será que, cuando yo le haya tocado con mis manos su cuerpo y bajado la ropa interior con la falda remangada, el marido de la otra le ordenará que abra bien las piernas (lo que le permita la ropa) para facilitar la entrada de unas bolas chinas que les voy a poner desde el principio. Por supuesto que antes de introducirles las bolas chinas les meteré mano y las masturbaré el clítoris con mi dedo para lograr que estén más excitadas y entren mejor en su cavidad. Si en ese primer momento una o las dos tienen un orgasmo, quiere decir que prometen como sumisas y el aprendizaje durará menos sesiones.

Una vez que haya colocado a la primera las bolas chinas y que le haya vuelto a colocar toda la ropa de nuevo, será llevada de nuevo a la habitación de invitados y repetiré la misma operación con la otra y el marido de la primera. Vosotros debéis impedir que hablen entre ellas en el momento en que una entré en la habitación de invitados y salga la otra. Solamente pueden dirigirse a vosotros o a mi (aunque yo todavía no les voy a responder) como Amo o Amos.

Cuando las dos estén preparadas con las bolas dentro y los ojos tapados por el antifaz, esta vez seré marido correspondiente el que traiga, por orden en el mismo orden que les haya colocado yo las bolas chinas, a su mujer a mi habitación y le ordenará que se desnude completamente, una vez yo le haya quitado las esposas. Yo tendré preparados, aunque los utilizaré uno a uno, dos taburetes con dos enorme consoladores (medidas mínimas: 23 a 25 centímetros de largo por 8 de diámetro) adheridos al asiento por ventosa y debidamente lubrificados. El marido le sacará las bolas chinas del coño a su mujer y le lubrificará su vagina con Aquaglider. A continuación le ordenará que se abra de piernas y se siente sobre el taburete, de forma que el consolador le vaya penetrado totalmente y se quede totalmente sentada y totalmente empalada.

Una vez así y sin que ella pueda verme, yo me acercaré por un lado. Su marido le ordenará que abra bien la boca. Previamente yo me abre bajado quedado en calzoncillos, me sacaré la polla y se la meteré dentro de su boca. El marido le ordenará que me la chupe. No me llegaré a correr y, cuando le saqué la polla de su boca, volveré a meterle las bolas chinas en su interior. A continuación se procederá de la misma forma con la otra mujer.

Cuando haya finalizado con ese paso, los dos maridos os iréis al restaurante dejándome con ellas a solas. Como es lógico las usaré a mi placer, y las dos serán penetradas por mí.

Pasado el tiempo oportuno, me presentaré con ellas en el restaurante donde os haya dicho que vayáis y donde haya reservado previamente. Las dos van a ir al restaurante con dos vibradores de tipo huevo con mando a distancia. Llevarán toda la ropa puesta, menos el sujetador que lo habrán dejado en mi casa.

Las dos van a llevar al restaurante unos lazos de color en el cuello, indicativos de que han sido folladas y que aceptan haber comenzado a ser domadas.

Una vez estemos todos sentados y mientras esperamos la comida, les ordenaré que os entreguen un papel, donde ellas hayan escrito con su puño y letra: “HOY HE SIDO FOLLADA Y SOMETIDA Y ME CONVIERTO EN UNA PUTITA”.

En varios momentos de la comida, sobre todo si dicen algo inapropiado, activaré con el mando a distancia los dos vibradores.

Antes de pedir los postres, les enviaré un sms al móvil de cada una para que vayan las dos juntas al servicio. Les prohibiré que se saquen los vibradores, pero les ordenaré que se quiten las bragas y metan cada una las suyas en su bolso. Cuando hayan vuelto, comprobaré los bolsos abriendo la cremallera de los mismos para comprobar que estén las bragas en su interior y que hayan sido buenas sumisas y acatado mi orden. Seguiré también durante los postres activando en repetidas ocasiones los vibradores con el mando a distancia.

Después de comer, volveremos a mi casa. Una vez en ella, se quitarán las dos el abrigo, la gabardina y toda la ropa, quedándose completamente desnudas. El marido de la otra comprobará con la que no es su mujer que no se hayan sacado o se les haya salido los vibradores. A continuación, los dos maridos os sentaréis en dos sillas y tomará a la mujer del otro agarrándola por los brazos, la pondrá sobre sus rodillas y le dará una buena azotaina con la mano. Cuando finalicéis, yo cogeré mi fusta y le daré apoyadas sus manos sobre la pared a cada una un mínimo de 5 fustazos. Si han osado sacarse el vibrador o se les ha salido, les daré otros 5 fustazos.

En vuestros correos me habéis comentado que una de las dos es virgen por el culo. Elegiré a esa primera para llevármela a mi habitación y tener con ella una sesión de sado utilizando todos mis instrumentos. Cuando haya finalizado la sesión con la primera, me la volveré a follar y le sodomizaré por primera vez sin haberle lubrificado el ano y sin compasión alguna.

Mientras, los dos maridos esperaréis con la otra mujer en el salón. Volveré a repetir la misma operación con la otra.

Al terminar con las dos, y mientras yo me recupero, os intercambiaréis a las mujeres para que os hagan una felación de rodillas, la mujer de uno al marido de la otra, y os correréis en sus bocas.

Cuando hayamos finalizado, vosotros os iréis cada uno a vuestra respectiva casa y ellas se quedarán conmigo, a mi entera disposición, toda la noche.

El domingo, a eso de las 11, cada una volverá a su casa con el lazo rojo y levarán solamente una el abrigo que haya traído y la otra la gabardina y completamente desnudas por debajo. Yo me quedaré con la ropa y os la devolveré antes de comer en vuestras respectivas casas.

A partir de ese momento, tanto vosotros, como ellas, y como yo mismo, decidiremos si queremos nuevas sesiones, tanto estando vosotros, como de forma individual con cada una de ellas sin vosotros, o las dos conmigo sin vosotros.

Se despide atentamente,

Jorge.”

Así fue como sucedió aquel fin de semana. Jorge nunca más quedó con ellos, al haber encontrado una joven spankee que, además, fue también su pareja.